El  crédito revolving es una forma de financiación a corto plazo generalmente a través de una tarjeta de crédito, muy útil y cómoda, esta tipología de crédito se ha venido usando con mayor frecuencia en las llamadas tarjetas revolving, por ello ahora explicaremos su uso y el abuso de algunas entidades financieras con dichas tarjetas.

Qué es:

El crédito revolving, como tal, es un tipo de crédito especialmente pensado para asumir gastos imprevistos o extraordinarios, así una entidad financiera concede a su cliente, la posibilidad de disponer o de rebajar el crédito concedido, a su voluntad, y durante el tiempo preestablecido, en que debe estar completamente abonado, el préstamo otorgado por dicha entidad

Esto permite modificar la cuota a abonar (capital dispuesto más, los intereses creados menos el capital ingresado) a conveniencia del cliente, en función de la disponibilidad del mismo, así como de los abonos realizados en dicho periodo de tiempo, en la gran mayoría de ocasiones la entidad bancaria puede establecer un mínimo de interés a aplicar del capital utilizado.

Este tipo de crédito, es la base de cierta modalidad de tarjetas de crédito, cuyo límite suele estar comprendido entre los 500 euros y los 6.000 euros, en que se aplica un tipo de interés más elevado que otras tarjetas de crédito ya que tiene el beneficio de utilizarlas de forma más flexible a la hora de realizar el pago de la cantidad dispuesta

Problemas de las tarjetas revolving:

Bien cierto es que no es oro todo lo que reluce, y si primigeniamente, parece que la explicación anteriormente dada sobre qué son convencería a cualquiera a solicitar una, ahora veremos los problemas y desventajas que ocasionan.

El principal problema es con diferencia el interés que se suele aplicar, el cual llega al 25% (siendo lo usual que se tenga que pagar entre un 5% a un 25%) en algunas ocasiones, lo cual supone que se pague bastante más de lo que se nos había prestado, llegando a rozar la usura, lo cual según nuestra legalidad vigente es un ilícito penal.

Otro de los grandes inconvenientes, es que al tener “el dinero en el bolsillo” y so pretexto de que puede pagarse en cómodas plazos, lo usemos no sólo para gastos estrictamente necesarios, que por su carácter extraordinario nos haya hecho recurrir a este tipo de crédito, sino que casi siempre suele gastarse más de lo inicialmente pensado, aumentando así con gran facilidad la deuda con la entidad financiera.

También esconden una trampa un poco más rebuscada y es que no veremos el global de lo que tenemos que pagar por el crédito, sino sólo la cuota que hayamos establecido que pagaremos al mes, con lo que pagamos mucho más y en la gran mayoría de casos sin darnos cuenta.

Al pagar la cuota siempre se pagan primero los intereses, lo cual hace que el principal vaya bajando muy lentamente y tengamos que estar pagando durante un tiempo excesivamente prolongado.

Cómo terminar con la tarjeta revolving:

Existen varias vías para acabar con la tarjeta revolving, pero en ambas es mejor que sea un experto quien lo estudie y analice, para que sea siempre la solución más beneficiosa.

-Fase prejudicial: debido a las numerosas demandas que han recibido las entidades financieras por ofrecer estos productos más cercanos a la usura que un préstamo, y que en casi todos los casos han salido perdiendo, la gran mayoría tratarán de llegar a un acuerdo con tu abogado, con el fin de evitar tener que ir juicio.

-Fase Judicial: la jurisprudencia, bastante extensa en la materia y sobre todo la demoledora sentencia 628/2015 del Tribunal Supremo, hace que el juicio sea fácilmente ganable, lo cual producirá una nulidad contractual que conllevará que sólo tengas que devolver al banco el dinero que te han prestado, sin intereses, ocurriendo en la gran mayoría de casos que tengan que devolverte a ti los intereses.

En mi opinión las tarjetas revolving, no dejan de tener gran similitud con una de débito, pues al no adelantar ni prestar dinero, no harán que caigamos en una más que posible deuda, con ello tampoco queremos decir que no se usen las tarjetas de crédito, pero sabiendo siempre nuestra capacidad para hacer frente a la deuda que generamos.