Muere un grande, no sólo a nivel político, y con cuyas ideas podemos o no estar de acuerdo, también muere una persona de grandes ideales, que destacó y se hizo respetar, sin imponer.

Julio Anguita llegó a la política como alcalde de Córdoba en 1979, cargo que mantuvo hasta 1986, lo cual le granjeó el apodo de «el califa o el califa rojo», pues venía de la izquierda, aunque siempre fue un hombre de ideales que ayudasen a su país y sus ciudadanos, en parte por ello llegó a ser tan respetado por todos los bandos políticos. Cometió errores, y aciertos, pero fue un gran hombre al cual se recordará por «saber llegar a acuerdos, a pesar de las discrepancias», como han señalado varios personajes públicos.

Y justo hoy más que nunca y tengan la ideología que tengan deberían acuñar esas sabias palabras y llegar a acuerdos, a pesar de las discrepancias, de lo que nos separa, pues bien sabido es por dichos populares, que cuando nos miramos fijamente, es más lo que nos une, que lo que nos separa.

D.E.P.